El papa Francisco me recuerda a esos curas de la Teoría de la Liberación tan modernos de allá por los 70. A los niños de los Colegios Nacionales nos hablaban en misionero y nos tocaban canciones de Dylan pasadas por la fe.
El papa Francisco me recuerda a esos curas de la Teoría de la Liberación tan modernos de allá por los 70. A los niños de los Colegios Nacionales nos hablaban en misionero y nos tocaban canciones de Dylan pasadas por la fe. Iban de paisano y abrían las puertas de las Parroquias a los vecinos para mucho más que orar. Curas sociales, socialistas de corazón a pesar de los mandatos de la Iglesia, curas responsables con un tiempo que avanzaba entonces y ahora que es una barbaridad.
Dice Francisco, el papa de los creyentes cosas que hasta nos gustan a los ateos. Dispuesto a abrazar a sus creyentes, ovejas descarriadas no por falta de fe, si no por falta de lugar en una Iglesia ancestral que permanece en la Edad Media. Francisco orea las salas vaticanas, que más bien necesitan un tornado para limpiar sus propios pecados.Yo no soy creyente, la verdad es esa y no la va a cambiar Francisco y reconozco que a veces me gusta lo que dice. Pero lo encuentro queriendo agradar a unos y no soliviantar a otros.
Porque él sabe que el aborto es un derecho y que las mujeres abortan por necesidad. Que hay que protegerlas de los censores en su propia casa, porque las creyentes, también abortan.
Habrá quien me diga que Francisco no es tibio sino cauto con una Iglesia aturdida de tanta modernidad, que está haciendo mucho y bien, que las cosas de palacio van despacio.. Yo me pregunto si tal como yo confundo cauto y tibio, él no confunde misericordia y arrepentimiento.
¿Tiene una mujer católica, que arrepentirse para ser perdonada por abortar?
Por muy moderno que se ponga Francisco, me parece muy tibio, para tanto hablar de misericordia.Sea firme Francisco, usted puede y lo sabe. Lo sabe tan bien como que el aborto es un derecho y no un pecado. Bastante tienen las mujeres que se ven en el dilema de abortar.